Relato de un Montaje .: Detengan los relojes desconecten el teléfono...

6/7/09

Detengan los relojes desconecten el teléfono...

No precisamos estrellas ahora... Apáguenlas todas Envuelvan la luna desarmen el sol Desagüen el océano y talen el bosque porque de ahora en adelante ... W. H. Auden

El Gran Pez nos dará eso y todo lo demas !

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La Deriva

Al iniciar la escritura de este texto dudamos entre la frase que lo inicia actualmente o el estribillo de una canción cuyo autor es Ernesto Pesce.Una, la que elegimos, es la apertura de uno de los más esplendidos relatos de viaje.El segundo,las lineas de un autor de los márgenes, irónico e irreverente, que , entre risas y malancolía, rescata la dignidad de lo popular.La duda sobre el destino y la incerteza de la vida frente a la seguridad mínima e las raíces y los afectos cotidianos .Es entre estos dos extremos que se desarrolla la obra de Pesce...María Teresa Constantin.

Diario Clarin,Revista Ñ, Mercedes Perez Bergliaffa. La búsqueda de un camino

Quince mil millones de años tienen las estrellas. Carl Sagan lo sabía, y el artista Ernesto Pesce, también. Para realizar La deriva, su exhaustiva exposición colgada en la sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta, Pesce no necesitó miles de años sino sólo dos décadas de preguntas universales, de reflexiones cósmicas a través del arte. La muestra es un gran viaje interior y personal simbolizado a través del espacio galáctico, y al mismo tiempo un gran signo de pregunta sobre el Universo y sobre nosotros mismos, en forma de noventa obras. Un descubrimiento de universos a través del placer visual. Las respuestas que fue encontrando Pesce durante esos años toman forma en estas pinturas sobre papel o sobre tela, acrílicos, dibujos y, sobre todo, diminutas e inmensas acuarelas, que testimonian el singular cruce que hizo el artista. Desde el uso de herramientas contemporáneas y virtuales, como Google Earth (programa de Internet que permite hacer un mega-zoom desde el satélite y ver en la PC, por ejemplo, la propia casa desde el cielo), hasta los mapas estelares medievales, todo vale cuando se trata de averiguar qué hacemos nosotros, frágiles seres humanos, en este universo. Es decir, cuál es el sentido de la vida."¿Es que se sabe dónde se va?", pregunta en el comienzo del catálogo de la muestra su curadora, María Teresa Constantín. "Vámonos, vámonos, vámonos a Punta Lara", contesta Pesce con una canción hecha hace años, riéndose de sí mismo. La deriva, el título de la muestra, da fe de los distintos caminos que Pesce intenta, de sus búsquedas. Y no es una búsqueda fácil, sino reflexiva, compleja. Como sus trabajos. Con una larga trayectoria sobre todo como grabador y dibujante, el artista se mete esta vez de cabeza en la pintura, especialmente en la acuarela sobre papel, una técnica que le da la posibilidad de mezclar diversas maneras de resolver formalmente una imagen. Utilizando la mancha como disparador de posibilidades, y mediándola con su imaginación (desplegada a partir de imágenes de cielos y universos) las ideas, emociones y teorías del artista aparecen en la sala como llamadas de color que invitan a mirar los trabajos desde cerca. Así –acercándose y alejándose de las obras– uno mismo se convierte, en medio de la sala, en una especie de zoom humano, intrigado, atento, curioso ante lo que plantean los trabajos. Este deseo de mirar las obras de cerca puede deberse a que, en general, en cada una Pesce realizó la composición con su pasado de dibujante técnico y grabador pulcrísimo a cuestas, y con su presente de pintor más relajado, productor de manchas casuales. Mezclado en una sola superficie, el papel, el resultado son estas composiciones que actúan, desde lejos, como grandes manchas de color y, desde cerca, como dibujos detalladísimos, perfectos, minuciosos, repletos de detalles por descubrir."Todo esto está muy ligado a la posibilidad que da el agua", explica el pintor. "La aguada, la acuarela, tienen la posibilidad de esta cosa casual que es la mancha. O sea, yo puedo tener una idea general sobre lo que quiero hacer, los trabajos podrían parecer absolutamente planificados, pero no es así. Esos fondos están hechos de manera muy aleatoria: sopleteo la superficie con tinta, la muevo, me voy a dormir, y al otro día cuando me levanto, veo lo que quedó". En algunos de los trabajos la idea es dejar registro de la deriva, de los desplazamientos de las vidas que desaparecen con los seres humanos; dejar registro de las acciones u objetos que cada individuo generó. Por ejemplo, en las series Círculos y circuitos y Algunos caminos conducen a la fortaleza (Muralla china). También puede relacionarse con esto La deriva y No podrás ocultar tu siembra, una serie de acuarelas de gran formato originadas en una charla del pintor con un campesino en el noroeste, quien le dijo: "Nos controlan lo que sembramos por Google Earth, no podemos sembrar ni cosechar lo que querramos". En otras, como las series de dibujos Ulises, el viaje dentro del viaje y Erótica, las razones son muy personales. En la primera, Pesce dibuja los caminos de los que trata el poema Itaca, del poeta griego Konstantín Kavafis ("Itaca te regaló un hermoso viaje/ Sin ella el camino no hubieras emprendido/ Mas ninguna otra cosa puede darte"), y se los regaló a su hijo Julián cuando, adolescente, inició un viaje de seis meses. Erótica, por su parte, es el retorno del artista al dibujo de la figura humana después de años, y una muestra de amor por Mariana Schapiro, escultora y mujer de Pesce –muerta en 2006–, que fue su modelo para estos trabajos.

Así en la tierra como en el cielo .

Por Elba Pérez Para LA NACION - Buenos Aires, 2009
Hijo, nieto y bisnieto de artistas y artesanos piamonteses, Ernesto Pesce encarna, como pocos, esa noble estirpe que engendró el arte argentino. Fue mucho antes de las ínfulas esotéricas que hoy imperan y contribuyen a la confusión general en materia de cultura. Pesce, porteño de Villa Urquiza, nacido en 1943, sabe de la nobleza del oficio, sin la cual es imposible encarnar conceptos, emociones, certezas, utopías, sueños. Es, por lo tanto, un auténtico cronopio.
Amante de Buenos Aires, precoz consagrado en las vanguardias setentistas del Premio De Ridder, Pesce se hizo cargo de la herencia inmigrante que en su aso no ha sido óbice sino acicate del desarrollo personal. La muestra del pintor, grabador y escultor Pesce en la Sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta fue curada por María Teresa Constantin y se ocupa de las vividurías (feliz término sobre Pesce acuñado por Antonio Requeni), de lo realizado en la última década....Continúa consultar archivo de blog ,gracias 1

Relato de un Montaje .

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